CLAVES QUE GUIAN, ORIENTAN E ILUMINAN NUESTRO QUE HACER COTIDIANO EN LO INDIVIDUAL Y EN LO COLECTIVO
Son producto de encuentros, formación y debates para reflexionar – actuar con compromiso y amor porque somos mujeres que, preocupadas por las desigualdades, injusticias, inequidades y violencias contra nosotras y contra quienes deciden vivir desde las diversidades de género e identidades, estamos comprometidas con la transformación de esa realidad inaceptable desde nuestra condición transfronteriza.
La Participación es un principio fundamental para la transformación de la realidad y para construir sociedades democráticas.
Nuestra apuesta es por una participación activa, en tanto que todo aporte es necesario y toda tarea es valorada y flexible, pues asumimos con respeto y comprensión las circunstancias y disponibilidades personales y el grado de compromiso de cada una de nosotras dentro de La Colectiva.
Queremos volver realidad en nuestras prácticas la Democracia Participativa como apuesta en la construcción del bien común; convencidas de que a partir de las diferencias podemos construir con emoción/razón. Salimos así del espacio privado y ejercemos el derecho a ser en lo público, en condiciones de igualdad y equidad. Es una práctica horizontal y transparente en igualdad de derechos y condiciones para decidir colectivamente e incidir en los cambios y políticas públicas. Este ejercicio del derecho y del deber a participar facilitará que todas las voces se escuchen y cuenten en la toma de decisiones, con inclusión verdadera.
Avanzamos hacia la democracia de la pluralidad, de, desde y con las mujeres. Construimos consensos, desde la transparencia para llegar a acuerdos en nuestros intereses, prácticas y propósitos, a los que se llegan a través del diálogo y la generosidad. Sin este principio no es posible una democracia, pues dejamos que prime la estructura vertical de la espada sobre la estructura horizontal, acogedora y cálida del tejido.
El disenso es una circunstancia habitual en sociedades abiertas en las que priman las libertades y en donde cada persona puede hacer una manifestación pública de sus puntos de vista y perspectiva. Nuestra decisión es gestionar el disenso de manera respetuosa y cariñosa, comprendiendo que existen diversos puntos de vista; cuidándonos porque somos conscientes que nuestros pensamientos y acciones responden a nuestra historia personal que ha sido en gran parte un constructo cultural y social, estamos dispuestas y abiertas a transformarnos, de tal manera que los conflictos que se puedan generar sean gestionados con asertividad. Nos negamos a reproducir los esquemas autoritarios y/o dictatoriales en los cuales son los egos los que ganan la partida.
La Corresponsabilidad es el principio que nos permite el fortalecimiento, el crecimiento conjunto y el logro de objetivos comunes.
Cuando aceptamos ser parte de La Colectiva el compromiso es compartido por todas, porque nos construimos dándonos la mano en unidad. La escucha activa, es una actitud y una disposición al encuentro con la otra que va mucho más allá de oírnos. Se requiere fortalecer el diálogo, la apertura, la humildad, la generosidad y el respeto. Aprender de lo negativo y crear herramientas para superar el dolor, la tragedia, la desigualdad y todas las consecuencias que crean esta violencia e intransigencia.
La Reflexión y el Análisis sobre nuestros saberes y experiencias y utilizarlos para generar profundas transformaciones.
Nuestro actuar responde a la reflexión y análisis desde un enfoque de género y feminista. Una mirada de la realidad con la cual se construye el respeto y aceptación de la diversidad. “Las mujeres no deben presentarse como un todo homogéneo en la medida en que no existe una experiencia única de ser mujer. La identidad femenina se cruza con múltiples categorías como la clase, la etnia, la procedencia urbano/rural, la edad, la religión, la afiliación política, etcétera.1”. Por ello, remarcamos nuestro reconocimiento del Feminismo como apuesta ética y política. Con Conciencia de nuestras raíces, de nuestros saberes y de nuestros aprendizajes con profundo respeto.
Están presentes las ancestras para iluminar nuestro camino. Queremos nombrarlas y relatarlas, honrarlas y cuidarlas en nuestras prácticas de tejido colectivo. Por esta razón, nos sentimos preparadas para contar quiénes somos, de dónde venimos y qué objetivos tenemos con nuestro trabajo colectivo e individual, porque de no hacerlo, la impunidad, el dolor y el olvido amenaza con borrarnos de la historia. “Necesitamos hacer la biografía para aprender cómo hemos sobrevivido a los conflictos. Y para ver que en nuestra propia experiencia tenemos una dotación impresionante de recursos para vivir, pero tenemos que elaborarlos”2.
Desde la perspectiva y la visión de mujeres empoderadas y resistentes, la reflexión parte de la recuperación de nuestras experiencias y la resignificación del dolor y el miedo colectivamente, construyendo así, escenarios más equitativos y justos que nos permitan a todas, diferentes, converger en un mismo camino. De ahí la insistencia en posicionar el enfoque de género en todo aquello que nos apela, pues como mujeres lideresas sociales, constructoras de memoria y paz, tenemos el deber de proyectarnos en el futuro en un mundo que nos permita desarrollar nuestras capacidades y aptitudes, defender nuestros intereses comunes y ser autónomas, sin que esto nos cueste la vida.
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1 Marta Grau Repullo, 2013, “La memoria histórica en Colombia. Hacia una política pública con perspectiva de género” Institut Català Internacional Per La Pau. Policy Paper, nº 10. p. 4.
2 Marcela Lagarde y de los Ríos, 2000, Memoria. Claves feministas para el poderío y la autonomía de las mujeres. Puntos de Encuentro.
Como sujetas históricas, mujeres en un momento que nos marca y determina en lo individual y en lo comunitario, nos repensamos y nos reconstruimos con creatividad y creemos profundamente en nuestra capacidad para transformar prácticas políticas, sociales, económicas, culturales y medioambientales que incidan en nuestra realidad.
Nuestro compromiso es conseguir para las mujeres y para la sociedad en la que vivimos una realidad más justa, igualitaria, libre, respetuosa de los derechos, comprometida con la construcción de la memoria, la paz y la equidad. Nuestro centro es la lucha por los derechos humanos de las mujeres refugiadas, exiliadas y migradas y de la diversidad de identidades.
Ser sujetas históricas implica hacer florecer la conciencia crítica reconociendo saberes, aprendizajes, prácticas y deconstrucciones imprescindibles. De esta conciencia del Ser surge la profunda necesidad de narrarnos, resignificarnos, re-simbolizarnos y aportar a la construcción de la Memoria Histórica, eje fundamental de la Verdad y la Justicia.
Nos reconocemos y nos construimos Feministas, una forma de estar en el mundo y que asumimos con conciencia como posición ante la vida y todas sus posibilidades.
Una de las muchas definiciones que encontramos del feminismo, lo describe como un movimiento social y político que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, negándose a la opresión, dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del sistema. La práctica feminista nos permite tener conciencia de clase, de género, de generación, de etnia, para así contribuir a la desaparición del modelo heteropatriarcal Pero más allá es una actitud ética y vital que nos abre caminos y nos fortalece.
Queremos esforzarnos en ampliar nuestra mirada y comprender y valorar las diferentes concepciones de los feminismos que surgen, necesariamente, en diversos contextos. Aunamos sinergias para avanzar y poder transformar. Nos reconocemos como mujeres en construcción a la luz de la igualdad de condiciones y de derechos.
La Participación es un principio fundamental para la transformación de la realidad y para construir sociedades democráticas.
Nuestra apuesta es por una participación activa, en tanto que todo aporte es necesario y toda tarea es valorada y flexible, pues asumimos con respeto y comprensión las circunstancias y disponibilidades personales y el grado de compromiso de cada una de nosotras dentro de La Colectiva.
Queremos volver realidad en nuestras prácticas la Democracia Participativa como apuesta en la construcción del bien común; convencidas de que a partir de las diferencias podemos construir con emoción/razón. Salimos así del espacio privado y ejercemos el derecho a ser en lo público, en condiciones de igualdad y equidad. Es una práctica horizontal y transparente en igualdad de derechos y condiciones para decidir colectivamente e incidir en los cambios y políticas públicas. Este ejercicio del derecho y del deber a participar facilitará que todas las voces se escuchen y cuenten en la toma de decisiones, con inclusión verdadera.
Avanzamos hacia la democracia de la pluralidad, de, desde y con las mujeres. Construimos consensos, desde la transparencia para llegar a acuerdos en nuestros intereses, prácticas y propósitos, a los que se llegan a través del diálogo y la generosidad. Sin este principio no es posible una democracia, pues dejamos que prime la estructura vertical de la espada sobre la estructura horizontal, acogedora y cálida del tejido.
El disenso es una circunstancia habitual en sociedades abiertas en las que priman las libertades y en donde cada persona puede hacer una manifestación pública de sus puntos de vista y perspectiva. Nuestra decisión es gestionar el disenso de manera respetuosa y cariñosa, comprendiendo que existen diversos puntos de vista; cuidándonos porque somos conscientes que nuestros pensamientos y acciones responden a nuestra historia personal que ha sido en gran parte un constructo cultural y social, estamos dispuestas y abiertas a transformarnos, de tal manera que los conflictos que se puedan generar sean gestionados con asertividad. Nos negamos a reproducir los esquemas autoritarios y/o dictatoriales en los cuales son los egos los que ganan la partida.
Definimos la Perspectiva de Género como una categoría social analítica.
Coincidimos con investigadoras que la consideran una categoría abierta, en pleno desarrollo y que favorece la práctica del análisis crítico que cuestiona la realidad para transformar la situación de las personas, creando nuevas construcciones de sentido para que hombres y mujeres visualicen su masculinidad y su femineidad a través de vínculos no jerarquizados ni discriminatorios 3 .
Nuestra perspectiva de género es feminista y como tal se convierte en nuestra práctica diaria, en una manera de ser y hacer, en nuestra forma de ver y vivir el mundo que nos rodea.
Enfoque de Derechos Humanos, como fundamento de cualquier práctica social, política, económica, cultural que se comprometa con la defensa de la dignidad.
El fundamento de los Derechos Humanos será una meta por conquistar en la construcción histórica, nunca completada. Unas condiciones de vida y convivencia que nos humanicen y reconozcan y en su condición de resumen en positivo de la experiencia humana. Se puede decir que la Declaración Universal de los Derechos Humanos se considera como el origen y el núcleo básico de una construcción ética que se postula como la mejor solución a los conflictos de la convivencia humana.
En nuestra Colectiva, además de esa voluntad de respeto a la dignidad de las personas todas, hacemos nuestra la declaración de Viena de 1993 que reconoce específicamente los Derechos Humanos de las mujeres.
Conocerlos, respetarlos, difundirlos y protegerlos son las instancias que nos humanizan en la construcción de los Derechos Humanos en nuestras vidas, ya que son el eje transversal de nuestro devenir. Por eso, nos definimos como defensoras de DDHH y ejercemos nuestra ciudadanía en cualquier lugar y circunstancia.
El cuidado constituye la categoría central del nuevo paradigma de civilización que trata de emerger en todo el mundo. No queremos seguir reproduciendo la falta de cuidado en cualquier relación privada o pública, en el trato dado a la naturaleza y a los recursos escasos y en la devastación disfrazada de desarrollo 5 .
Resignificamos el cuidado, sacándolo de esa mirada empequeñecida e irrespetuosa, y descubriéndolo como una postura ética de preservación de la vida, que nos ayuda a poner límites en el dar y el recibir.
Nos cuidaremos entre nosotras, nuestros afectos y nuestras búsquedas, porque como La Colectiva, nos hacemos eco de estas formas de amarnos, cuidarnos. Amar: cuidar el mundo que nos rodea. Amar: cuidar a las mujeres y a las personas, sus derechos, dignidad, libertad. Procuraremos actuar fortaleciendo el autoreconocimiento y autovaloración como sinergias del cuidado, recordando nuestro compromiso de cuidado a las cuidadoras, y con nosotras mismas. Por ello, gran parte del trabajo que realizamos en el evento estaba relacionado con prácticas de autocuidado y cuidado colectivo que nos otorgaban las energías necesarias para afrontar los retos de la escritura, del contar en alto y dignamente nuestra historia.
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4 El concepto de la ética del cuidado se entiende desde el “Poder prever, prevenir y controlar el riesgo de autodestrucción de la especie humana y aprovechar la oportunidad para crear el proceso de auto percepción de especie requiere de la definición de un nuevo orden ético”, Bernardo Toro, 2005.
5 “Cuando amamos, cuidamos, y cuando cuidamos, amamos”, Leonardo Boff, 2003.
Nos nombramos Hermanas, sororas.
Del latín sor: hermana. La sororidad para unir, para sanar, para tender puentes, para abrir caminos, para iluminarnos. Al darle voz a nuestro anhelo de igualdad, la sororidad es una práctica ética y política que desarticula toda discriminación contra las mujeres.
Estos son nuestros principios, siempre presentes y siempre hermosos para darnos luz y serenidad en nuestro camino cotidiano, aquí, allá y a donde nuestros pasos nos lleven.